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Estoy profundamente emocionado de haber sido elegido para este Premio que viene del ejemplo de una mujer tan extraordinaria. Esta mujer, esta madre, que ha creado un camino para ella, para sus hijos, para nosotros, y que ha dado el ejemplo tan extraordinario del coraje que se necesita para intentar aproximarse a estos ideales que llevamos todos en el corazón. Porque la Paz hay que luchar constantemente para conseguirla, hay que volver a crearla siempre. Es importante tener en sí mismo un deseo de cierta seguridad, y es comprensible. Pero, con ello, se llega a cierta rigidez, al deseo de controlar y de no aceptar un cambio. Y hay que luchar contra esta rigidez. Hoy en día, nuestras vidas van cada vez más deprisa, porque hay un movimiento cada vez más rápido y, al mismo tiempo, tenemos en el fondo de nosotros el afán de agarrarnos a algo seguro, estable. Hemos sido decepcionados por todas las teorías, por las construcciones mentales y estructuras sociales. Porque sabemos que los hombres no son partidarios de la rigidez, hemos sido entonces decepcionados. ¿ Y, ahora, que nos queda?. FRANCISCA MATEOS es el ejemplo: ella nos enseñó que el único ambiente que tenemos que abrazar, y al que pertenecemos, es el cultivo de las Artes, de la Música, de las Ciencias y del Conocimiento, porque no podemos pertenecer, exclusivamente, a una teoría o a un catecismo. Entonces, crearemos una región de Paz entre nosotros y entre aquellos que representan la misma voluntad: el Dalai Lama, la extraordinaria mujer, Premio Nobel de la Paz, Suu Kyi, de Birmania, hasta los niños de la Intifada, de Palestina, que buscan y que desean encontrar el equilibrio y que no saben otra cosa que contestar con pasión y violencia a la violencia que se les aplica. Pero tenemos que encontrar otro equilibrio, que está lleno de pasiones, de voluntad y de peligro; que no es sencillo, pero que nos une a todos en un ideal que no está representado, ni lo estará nunca, por unos sistemas perfectos ya que no existen. A los que quieren siempre dar la voz a los niños, a los que buscan el otro equilibrio, a los hombres de ciencia, pero también a los hombres y mujeres sencillos, porque conozco algunos, no muchos, pero algunos como FRANCISCA MATEOS, que hubieran merecido los más grandes premios que existen. Frecuentemente, los premios van destinados a los más célebres. Pero, por suerte, hay numerosos desconocidos que merecerían este Premio y a ellos debemos nuestro reconocimiento. Entonces, acepto el PREMIO " FRANCISCA MATEOS, LUCHA POR LA PAZ " con mucha humildad, no solo en mi nombre sino en nombre de todos aquellos que, como FRANCISCA MATEOS, nos han dado el ejemplo y de todos aquellos que padecen y que merecerían un destino más clemente y generoso. Solo me queda deciros: !Gracias!, por este gran honor y por esta concesión de un Premio que es diferente de los otros premios, porque es como una semilla que tiene el potencial de desarrollo de lo que pensamos, de lo que sentimos y de lo que queremos: !Gracias!".
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