He recibido con mucha
alegría su mensaje, anunciándome la concesión por parte
de la institución que Ud. Preside, del Premio de la Paz
2013, como referente de Humanismo y Solidaridad entre
los Pueblos.
Sé del prestigio de su
Fundación, y de las personalidades de todo el mundo que
han recibido en años anteriores este Premio. Acepto esta
distinción como un reconocimiento al pueblo uruguayo,
que en la medida de sus fuerzas ha intentado siempre
estar en primera fila en los esfuerzos por la paz y la
solidaridad entre los pueblos.
En lo que me es
personal, he dedicado mi vida, y continuaré haciéndolo
hasta que muera, a contribuir a que mis compatriotas
vivan mejor, a que tengan trabajo y una vida digna, a
disminuir la injusticia en nuestro país, que es parte de
América Latina, el continente más rico y que peor
distribuye esa riqueza.
La vida me ha enseñado
con dolor que la paz es el valor supremo que debemos
perseguir todos los seres humanos, y por ello intento
dar mi contribución, en lo pequeño de mis fuerzas y
posibilidades, a defenderla y promoverla.
Estoy al mismo tiempo
plenamente convencido que sólo podremos asegurar un
futuro mejor para nuestra especie si todos dejamos de
lado nuestros egoísmos y nuestra defensa de la ventaja
personal o nacional, y aceptamos que todos los seres
humanos, dondequiera que vivan y sea cual sea su
religión, su color de piel o sus ideas filosóficas o
políticas, son nuestros congéneres, y que les debemos
nuestra solidaridad.
Por eso me he puesto a
disposición del pueblo colombiano para ayudar en lo que
pueda en la terminación de una guerra terrible, por ello
le he ofrecido al gobierno de Estados Unidos nuestro
territorio para que en él vivan como refugiados algunos
de los presos de la ignominiosa cárcel de Guantánamo.
Por la misma razón le he
pedido a ese gobierno que dé pasos para aliviar las
tensiones que el bloqueo y la prisión de un grupo de sus
ciudadanos provoca en sus relaciones con Cuba. Por ello
también nuestro gobierno ha decidido dar refugio en
nuestro pequeño país a un grupo de niños desplazados por
la guerra en Siria y a sus familias.
Por todo esto,
distinguido amigo, sentimos muy cercanos los esfuerzos
de su Fundación.
Agradezco nuevamente la
distinción que me han conferido, y le pido que acepte un
afectuoso saludo.
Cordialmente
José Mujica
Presidente de la
República Oriental del Uruguay
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